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Con estupor acabo de escuchar, una más, la manifestación del Sr. Rajoy, pidiéndole al Sr. Zapatero, textualmente: “Le pido que retire la Ley de Memoria Histórica”, y yo me pregunto desde mi posición de neutralidad y sólo defensor a ultranza de los Derechos Fundamentales del Ser Humano: ¿Qué miedo le puede suponer al Sr. Rajoy que salga adelante una Ley que permite, de una vez por todas, cerrar heridas que no han sido curadas ni cicatrizadas?
¿Cómo es posible que el líder de un partido, que se presume democrático, tenga la desfachatez de decir tamaña desvergüenza que va en la defensa de la legalidad y del reconocimiento a unos hechos que nunca tuvieron que suceder? ¿Qué derecho tiene un ciudadano a quitarle la vida a otro, simplemente por pensar de forma diferente? ¿Cómo se puede hacer manifestaciones partidistas que amparan a los que no se debería amparar y sí olvidar? Aclarándole que olvidar a los seres humanos que cometieron tamañas barbaridades, en eso sí que estoy de acuerdo, pero no se puede olvidar a los que, sin elegirlo, fueron eliminados, alejados, sin querer, de sus mujeres, padres, madres e hijos, a esos, Sr. Rajoy, no podemos olvidarles porque la historia no es sólo de aquellos que pasearon sus triunfos a lo largo de casi cuarenta años, también la historia se debe ocupar de restituir el honor, la dignidad, que nunca perdieron, así como la memoria y el tiempo y lugar que les fue arrebatado.

Es dantesco que usted confunda e intente acallar el reconocimiento que unos seres humanos se merecen. Lo que se hizo bajo la ilegalidad debe ser denunciado y además todo aquello que fue contra la moral y las leyes que defienden los derechos fundamentales de los seres humanos, debe ser condenado y, de forma evidente, subsanado. Pregunte a los huérfanos que después de ver salir a sus padres y madres nunca les vieron volver. Pregunte a las madres y padres que vieron desaparecer, como por arte de magia, a sus hijos e hijas. Pregunte a los demócratas de verdad que piensan de aquellos injustos y traumáticos hechos. Usted, de forma altanera, me puede contestar que no puede preguntar a aquellas madres y padres porque ya están muertos, pero los muertos también, así como sus descendientes, necesitan descansar en paz y tener la certeza que de alguna manera el ideal que aquellos hombres y mujeres defendieron era y es el regalo que usted, y el resto de los españoles, podemos disfrutar actualmente, simplemente la suerte y el valor de poder votar, de poder elegir, de poder hablar sin miedo, de poder hacer críticas a los que gobiernan, de poder asociarnos, de poder reunirnos, de poder leer lo que se nos apetezca…eso es lo mismo que aquellos hombres y mujeres defendieron y usted les niega la posibilidad del reconocimiento y el derecho que tenemos todos y todas a su recuerdo, a valorar, a defender, a sacar  a la luz sus ideales y sus formas de ver la vida, que no es criticar ni atacar a aquellos que cometieron tales atropellos, como le dije, a esos no hay que mencionarles. Aquella entrega en pro de los ideales que ahora podemos disfrutar, eso sí que es un regalo Sr. Rajoy, y todas y todos aquellos que entregaron su vida, sin quererlo, deben pasar a la posteridad como defensores de la legalidad elegida por la mayoría de los españoles. Su legado es lo que usted hoy puede disfrutar y eso debe tenerlo muy en cuenta. Estoy convencido de que muchos demócratas que militan en el partido que usted lidera no estarán de acuerdo con sus desacertadas manifestaciones.

Juan Francisco Santana Domínguez
Doctor en Historia

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