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Categoría: Historia
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¿Por qué, en general la gente desconoce todo lo relacionado con el Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite? Esta pregunta se la habrán hecho muchos de nuestros lectores y también yo, al comienzo me la hacía. Parecía que todo lo relacionado con nuestro Municipio era tabú, era algo que no se podía preguntar o bien se tenía terror de contestar a cualquier cuestión al respecto. El desconocimiento era total, salvo las familias que habían padecido sufrimiento, muertes, persecución o aquellos que ya habían cumplido muchos años. Lo cierto es que yo preguntaba y no encontraba respuestas. Toda pregunta al respecto se contestaba con evasivas, o con manifestaciones como “no es un tema del que me apetezca hablar o recordar”, escuchaba con frecuencia o el clásico “eso no se pregunta”.

Hace unos veinticinco años yo me preguntaba el porqué de aquellos secretos y, poco a poco, fui averiguando alguna que otra cosa. Sí que sabía que San Lorenzo había sido un municipio, me supongo porque lo había oído en casa pero ahí quedaba la cosa. Decidí, no recuerdo cuántos años tenía, que cuando fuera mayor me dedicaría a ello y la decisión de trabajar mi Tesis Doctoral, sobre nuestro Municipio, no fue fácil porque se creía que no era material de tesis la historia de un pueblo, hubo alguna eminencia que me dijo que me olvidara hacer un trabajo sobre un pueblucho porque no era de interés para nadie pero me resistí y decidí hacer nuestra historia y fui conociendo datos y conociendo a personas, muchas ya desaparecidas, que me abrieron sus corazones, con miedos, cautelas y pedimentos para que sus nombres no aparecieran. Aquellas personas seguían con el miedo enquistado en sus mentes y cuerpos y les aterrorizaba hablar de tiempos pasados, sin comprender que lo único que lograban era hacer el juego a aquellos que les habían metido el miedo en el cuerpo y les habían hecho enfermar.

Fui conociendo el caso de la pistola, del Gobernador Civil Antonio García López, que colocó sobre su mesa cuando les preguntó a unos concejales amedrentados si iban a firmar la anexión de San Lorenzo a la Capital. También escuché otra manifestación que decía: “Si no firman los hubiera matado”. Comprendí el miedo y la renuncia de aquellos hombres a defender su Jurisdicción porque, además del lógico miedo del momento que les tocó vivir, se trataba de agricultores, fundamentalmente, que sólo deseaban volver a sus casas y que sus bienes no les fueran arrebatados y…firmaron, aunque, como sabemos, fueron elegidos para que no les dieran problemas, como lo habían hecho otras Corporaciones anteriores, a la hora de firmar algo que, en general, no deseaban hacer. Algunas de aquellas entrevistas las pude grabar en aquellas rudimentarias grabadoras y han quedado para la posteridad y así la voz de Juan Ramírez, última persona que desempeñó la función de Alcalde Accidental del Municipio de San Lorenzo, la pudo escuchar el Tribunal que iba a evaluar mi Tesis. La emoción nos embargó, por momentos, en aquel día tan señalado para mí, entre otras cuestiones, porque, según  me manifestaba una miembro del Tribunal, mi vida iba a estar ligada al Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite para siempre porque las tesis doctorales son como los hijos, y, de forma evidente, no se equivocó. Otro de aquellos miembros me comentó que sin mi Tesis Doctoral la historia de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria estaría incompleta pero el historiador se debe posicionar en el lado de la verdad y de la legalidad y no en el de los intereses mezquinos y así ha sido, como pueden comprobar. Pudiera seguir con multitud de datos, de amenazas, de llamadas a la cordura, de mensajes subliminales, de cosas que se truncaban sin explicación, de que a nada conducía aquella lucha que había emprendido, de consejos para poder mejorar en mi curriculum…pero no vale la pena aburrirles con tantos despropósitos.

Me viene a la mente una mujer de San Lorenzo que me decía, con sus ojos llenos de lágrimas, cómo recordaba a  la guardia civil, pistola en mano y dando algún tiro al aire, decir frases como: “Olvídense que el Municipio de San Lorenzo ha existido”. Otros me comentaban lo que habían sufrido sus familias al ser perseguidos y continuamente vigilados y señalados para que no pudieran llevar una vida normalizada. En otras ocasiones me hacían llegar la memoria del terror, de las palizas, de los insultos, de la prisión, de las amenazas de muerte…era aterrador tener que escuchar lo que estaba escuchando y lo que se me pidió que jamás sacara a la luz, y así se ha hecho. Sólo he escrito sobre aquellos testimonios que me fueron permitido utilizar y no con el resto que quería permanecer en la oscuridad, como hasta aquellos momentos había sido. Se hablaba de una vida de ceguera, de mutismo, de tristeza, de abatimiento, de un dolor insoportable por ver cómo una situación de injusticia se eternizaba. También fueron significativas las manifestaciones de aquellas personas, que con indignación y un dolor insoportable, tuvieron que ver cómo los asesinos y servilistas, los que utilizaban la violencia verbal y física, seguían caminando y actuando, y mofándose, entre ellos, como si nada hubiera pasado y amparados por un régimen que les permitía campar a sus anchas, en muchos casos, para pagar su servilismo, su prestación, su silencio interesado.

Aquello se vivía en nuestro Territorio ocupado, masacrado, utilizado, ninguneado, expoliado…y en la Capital se había preparado otra estrategia más castradora, la relacionada con el olvido obligado a base de que los vecinos no tuvieran sentimiento de pertenencia, afincando en nuestra Jurisdicción a personas que se quería alejar de la Capital o a personas que venían de otros lugares de la Isla y así potenciar aquel olvido. Unos por miedo y otros por desconocimiento, con el paso de los años se fue logrando lo que se había orquestado por los políticos de la Ciudad, por el Gobernador Civil y por los vecinos de nuestro Municipio que se pusieron del lado de aquella atrocidad y aquella ilegalidad que debe ser declarada nula por propio derecho porque, entre otras razones, atentaba contra la Ley Municipal del Año 1935, que impedía, en muchos de sus artículos, que el MUNICIPIO DE SAN LORENZO DE TAMARACEITE fuera incorporado a la Ciudad, pero aquellos viejos y rancios deseos de unos políticos sin escrúpulos se pudieron llevar a cabo por el asalto a nuestra JURISDICCIÓN y el asesinato de cinco hombres inocentes para que ningún vecino osara levantar la voz y así no siguieran el mismo e injusto destino de nuestros asesinados en el año 1937.

Conmigo han caminado siempre, muy juntas a mi memoria, aquellas personas que lloraban, las que deseaban un cambio que, según decían, no iban a poder ver, los que querían disfrutar de nuevo a San Lorenzo libre, los que sudaban por miedo a mis preguntas, los que no me contestaban por no sufrir lo que habían sufrido…y es por todo ello que en nuestro PUEBLO hubo generaciones enteras que crecieron en la mentira, en la creencia que todo era como les decían, en que éramos ciudadanos de la Capital, muy a pesar de los que habían sido obligados a tener que soportarlo. No hay derecho que se crezca en la mentira interesada, en una sociedad atemorizada, rodeados de seres humanos que no podían transmitirnos sus deseos porque si lo hicieran estaban poniendo en peligro a los que les escuchaban y amaban y por todo ello hemos heredado una historia falseada, sangrienta, nociva, destructora de identidades, sufrida y también defendida por los que apoyaron aquella barbaridad y se beneficiaron de ello, aquel deseo de que había que hacer patria de forma obligada, de que había que servir sin rechistar aunque no se estuviera de acuerdo porque aquello era lo bueno para la Capital, olvidándose que algún día la mentira histórica, el olvido orquestado y la ilegalidad iban a ser sacados de nuevo a la luz para que se tuviera la versión de los que habían perdido tanto y habían sufrido tanto, simplemente por ser ciudadanos y ciudadanas del MUNICIPIO DE SAN LORENZO DE TAMARACEITE.

Juan Francisco Santana Domínguez