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Escribía el escritor, periodista y poeta escocés, nacido en 1777, Thomas Campbell la siguiente frase: “Vivir en los corazones que dejamos tras nosotros, eso no es morir”. He elegido esta frase porque desde el momento en que conocí lo que aconteció con los fusilados del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite les llevo conmigo siempre y en todo momento. Aquel municipio por el que trabajaron sigue siendo secuestrado hoy en día y siendo, muy a su pesar, un recuerdo a las tropelías del franquismo que debe terminar porque un municipio, el de la Capital, anexiona a otro por la fuerza de las armas, en un hecho sangriento, en pro de satisfacer las ansias particulares de unos políticos sin escrúpulos y arrollando la legalidad vigente en aquel entonces y a pesar de ello es un hecho que se ha silenciado, y se sigue silenciando, en detrimento a los derechos que amparaban a la población afectada que calló durante décadas por el miedo que se le inculcó para que nadie hablara de un hecho que sucedió ante el desconcierto y el dolor de mucha gente que murió con la esperanza de volver a ver a su municipio ser libre. Esta es la causa que abrazo y esta es la historia de uno de aquellos hombres asesinados por las ansias de poder y la mezquindad de otros.

Juan Santana Vega, una víctima inocente por defender unas ideas solidarias

El nombre de Juan Santana Vega, también conocido popularmente como Juan Machado, está ligado a la historia contemporánea del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite porque junto con parte de la Corporación Municipal de nuestro Municipio fue fusilado el día 29 de marzo del año 1937. Junto a él perdieron la vida, de forma injusta y cruel, el Secretario del Ayuntamiento Antonio Ramírez Graña, el Inspector de la Policía Municipal Manuel Hernández Toledo y los militantes comunistas Matías López Morales, militar del Frente Popular destinado en San Lorenzo para hacer llegar al pueblo el mensaje de la izquierda revolucionaria, y Francisco González Santana.

El presente trabajo sobre el topónimo de Guanarteme, uno de los pueblos o lugares más emblemáticos del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite es fruto de un trabajo de archivo y de campo, sumamente complejo y novedoso, que me ha llevado muchos años llegar a las conclusiones a las que he llegado.

 

En la imagen, y en color verde, aparece lo que sería, de forma aproximada el guanartemato o reino de Tamaraceite. Fue elaborado, salvo la coloración en verde, por SANTANA SANTANA, A. Publicado en su trabajo titulado "Análisis territorial del poblamiento prehispánico de Gran Canaria: delimitación de agrupaciones territoriales". Publicado en la Revista Vegueta. Nº 0, página 288. Las Palmas de Gran Canaria 1992.

El nombre de los lugares, o topónimos, es un campo del saber histórico-geográfico tremendamente interesante porque la investigación y su estudio nos puede aportar una serie de datos que al trabajar sobre ellos se puede llegar a descubrir hechos y cuestiones que ni tan siquiera podíamos imaginar. Nuestra toponimia se puede dividir en dos grandes bloques, la que tiene relación con los momentos anteriores a la conquista de las Islas Canarias, es decir un campo riquísimo de origen amazigh, y la más reciente en el tiempo, la que surge a partir de la conquista de las Islas Canarias por los europeos. Guanarteme sería uno de aquellos primeros topónimos y yo, desde muy jovencito, me preguntaba sobre la razón por la que se llamara así a un lugar tan bajo, costero, y que no cambiara de nombre al imponerse, por la fuerza, el elemento extraño. A los topónimos anteriores a la conquista nos cuesta buscarles un significado debido al cambio idiomático, impuesto por los invasores continentales, y así no es fácil encontrar significado a palabras como Tenoya o Guinigüada y sí que es más fácil buscárselo a Las Palmas o a San Lorenzo.

 

En muchas ocasiones me percato que hay que poner al día o, mejor dicho, ampliar ciertos trabajos publicados en el pasado. El día 6 de mayo de 2007 publicaba en esta misma web un trabajo que titulé Hoya de Enamorado y Las Borreras y con el presente trabajo quiero ampliar aquel trabajo de entonces.

Hoy en día nos sería complicado ubicar de forma exacta la Hoya de Enamorado pero se hizo justicia, en la zona de Siete Palmas, a la antigua denominación, recordando en una de sus actuales calles al antiquísimo topónimo, como veremos. En primer lugar hay que decir que no se trataba de una pequeña parcela sino de algo mucho más extenso que llegaba hasta las cercanías de Guanarteme. Decir que Siete Palmas es un topónimo, relativamente nuevo, que se utilizaba hace ya más de cincuenta años por los vecinos de la Jurisdicción de San Lorenzo por encontrarse allí siete palmeras, en una zona que en aquel entonces sólo existía una vivienda y era un lugar muy poco transitado. Se encontraba muy cercano a Las Perreras y entre ese pago y Los Tarahales y La Paterna.

Quiero comenzar este trabajo recordando el día veinte de octubre del año 2006, parece que fue ayer, y ya han pasado seis años. Nos encontramos con una noche bastante gélida en el barrio de El Toscón y allí llegamos, entre otros, Domingo Valencia que nos quiso acompañar, para ofrecer una charla sobre la historia del lugar. Se congregó un grupo de personas interesadas en el tema y comencé a hablar sobre el cantón, o reino, de Atamarasaid o Tamarasaite. Les dije a los asistentes que Atamarasaid era un gran cantón que ocupaba lo que actualmente es, de forma aproximada, el Municipio de Las Palmas de Gran Canaria y que hasta el año 1939 era la suma de dos municipios, el de la Capital y el de San Lorenzo. Por eso, al edificarse la primitiva ermita de San Lorenzo, allá por el año 1640, se le puso el nombre de San Lorenzo de Tamaraceite, por estar ubicada en parte del territorio que anteriormente ocupó aquel gran cantón. Por ello también se conocía Las Rehoyas de Tamaraceite o el Llano de Santa Catalina de Tamaraceite, recordando su primitiva grandeza. No sólo mi respuesta era la que aquella noche iba a primar ya que entre el público también estaba la respuesta y una de aquellas personas me dijo: "Ahora comprendo por qué algunas personas mayores dicen El Toscón de Tamaraceite". El que escribe quería llegar a aquella aportación, y surgió. ¡Qué grande era el cantón de Atamarasaid!. Vimos como durante más de tres siglos El Toscón formó parte como uno de los barrios, o pagos, más importantes del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite.

 

Los primeros pobladores de esta zona llegaron a finales del siglo XV y comienzos del XVI y, en general, se trataba de esclavos o medianeros que llegaban a trabajar los inmensos campos de cereales, porque a toda esta zona se le conocía como Los Granadillares, típicos de todo este entorno, pertenecientes a poderosas y ricas familias. Desde bastante antes del año 1516 ya se conocía el lugar de Los Granadillares que ocupaba una extensa zona entre Tamaraceite  y El Toscón, y en donde tenían tierras los conquistadores, entre otros, Juan de Ariñez, Alvaro de Zorita, Pedro  de  Santiago[1], Cristóbal  García de Cazalla, Alonso López, Francisco de Torres, Juan Gozón, García de Vergara y Luis Jiménez[2].

 

Uno de los topónimos que se ha conservado y que ha estado presente casi desde el comienzo de la historia de esta Jurisdicción es el del Toscón. El Toscón era conocido, a mediados del siglo XVII, con el adjetivo de Bermejo y así podemos leer[3]: "linda con cueva grande de D. Pedro Palomares y por el otro lado, lomito arriba, a dar al Toscón Bermejo". En clara alusión a la formación rocosa de color rojizo oscuro que caracteriza la zona y que se asemeja a una gran fortaleza de piedra.

 

Después de escribir sobre casi un centenar de alcaldes del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite en libros y artículos he querido, en esta ocasión, hacerlo sobre Juan Rodríguez Lantigua[1]. He de decirles que de forma casual he averiguado que se trata de mi tatarabuelo paterno y que esta relación la desconocía hasta hace muy poco tiempo. He llegado a este descubrimiento a través de mis trabajos de investigación sobre nuestro Municipio. Todo se debe a que surgió, en un momento, el nombre del padre de mi abuelo Juan y, de repente, la luz al respecto, la conexión inmediata. No suelo hablar de mis cosas personales y en este caso se trata no sólo de mi tatarabuelo sino que es un personaje público de nuestro MUNICIPIO y es por ello que lo socializo. No pretendía buscar mis orígenes entre personas de esta índole pero surgió y, sinceramente, me siento muy contento. Como les he comentado no fue algo buscado sino que después de muchos años, el día 11 de agosto de 2011, me he encontrado con la sorpresa de este hallazgo. Yo sabía que mis orígenes por lado paterno se encontraban en Tamaraceite pero nunca me imaginé que uno de aquellos alcaldes, que he buscado en miles de documentos y con los que me he emocionado y también, en algunos casos, indignado, pudiera tener relación conmigo.

El listado de alcaldes, como muchos de los lectores saben, se ha ido confeccionando, muy poco a poco, a lo largo de más de veinticinco años de trabajo y el de Juan Rodríguez Lantigua apareció hace ya bastante tiempo. No me imaginaba que pudiera estar emparentado con uno de los alcaldes del municipio al que he dedicado mi Tesis Doctoral pero así surgen las cosas. Un testamento y unos hijos me llevaron a detenerme, por unos momentos, y surgió la conexión con mi abuelo paterno. En muchas ocasiones me preguntaba sobre mi elección, tan lleno de dificultades, de tesis doctoral y de mi entrega por dar a conocer este Municipio nuestro y posiblemente aquí se encuentre algo de respuesta. ¿Es posible que los genes me hayan transmitido ese deseo de recuperar lo que es nuestro? Si sabía la conexión de mi abuelo paterno y de mi bisabuelo a Tamaraceite pero desconocía mis ancestros anteriores a este último. Con mi trabajo he encontrado algunas respuestas y también me ha llenado de satisfacción poder transmitir este hallazgo a mi padre, que también lo desconocía, y al resto de la familia.